El último de La Engaña

|

Img20190827 20083333


EL ÚLTIMO DE LA ENGAÑA (*)


Fue en la primavera de 2005 en Vega de Pas, cuando me desplacé a ésta villa en busca de material con el que realizar una monografía sobre el salto pasiego, pues me habían informado que su hija, Cristiana Navarro Diego, podía ayudarme en tal menester.


Allí, en la cocina de su casa, ese rincón sagrado de toda morada en el que se degustan historias al calor del hogar y olor de cafe de puchero, junto a su esposa y su hija Cristina, tuve el inmerso placer de conocer a una persona que a pesar de la dura vida que le tocó vivir, no salió de sus labios ni una sola palabra de reproche hacia nada ni hacia nadie. Y seguro que tenía motivos para hacerlo. ¿Perdonó? No se lo pregunté. ¿Olvidó? Imposible hacerlo.



Cuando estalló la incivil Guerra Civil española, Pepe, que allá en su tierra murciana y siendo aún un niño descendió bajo tierra para trabajar en una mina, se alistó en el bando republicano con la esperanza de poder mejorar el futuro que auguraba si seguía trabajando en aquellas condiciones. Cayó prisionero y al finalizar la contienda fue trasladado a Vega de Pas, donde estuvo trabajando como mecánico (los motores eran su gran pasión) en el fiasco de la construcción del túnel de La Engaña.


Aquí verá morir a algunos de sus compañeros “penados”, y no precisamente por las balas o las bombas, sino por las infames condiciones de trabajo y una alimentación escasa, y que cuando podían complementaban con la que le ofrecían los vecinos del pueblo a cambio de ayudarles en las tareas del campo. Y todo para nada.


Y será en la villa pasiega donde conozca a Ángeles Diego Gómez, hija de Eloy Diego Revuelta y Antonia Gómez Sañudo, propietarios que eran del estanco sito en la plaza del pueblo, con la que se casará en 1947 formando una familia unida y próspera, y de la que con inmerso dolor verá partir hacia el Hades primero a su hijo Eloy y después a su esposa. Con razón diría en una ocasión que lo peor de vivir tantos años es la cantidad de personas que se van quedando por el camino.


Pepe, que ostentaba el ambiguo honor de ser el último preso que trabajó en el túnel de La Engaña, murió como vivió, con dignidad y con el destello de la libertad reflejado en su rostro. Y así es como le recordaré siempre.


------------------

(*) JOSÉ NAVARRO PARRA nació en Mazarrón (Murcia) el 1 de febrero de 1915 y falleció en Santander (Cantabria) el 10 de octubre de 2014.


Angel Neila Majada

(Facebook personal 9 de noviembre de 2021)




Comentarios